Después de un mes de frío y lluvia, vuelve a subir la temperatura y el sol calienta un poco más las mañanas. Es una buena oportunidad para trabajar.
Esta vez ha sido el lindero de piedra que está en la parte sureste de Horeb. En algunas partes se había derribado, y todo el lateral estaba lleno de malas hierbas.
Esta vez ha sido el lindero de piedra que está en la parte sureste de Horeb. En algunas partes se había derribado, y todo el lateral estaba lleno de malas hierbas.
También junto al linde había crecido un almendro, pero entre el muro de piedra derribado y las hierbas, el pobre árbol estaba poco "vistoso".
Se ha restaurado el muro y se ha arreglado alrededor para que se encuentre más confortable. Ahora están empezando a brotarle las flores y necesitaba que le cuidaran un poco.
Gracias a Dios por su cuidado.
Cuando estaba cargando las pesadas piedras para la parte superior del lindero, estuve pensando en los "linderos de nuestra vida". Si queremos queremos tener nuestra vida limpia y despejada debemos de siempre estar reparando nuestro linde con el mundo.
Un buen muro de protección para que el mundo no pase a nuestra vida, debe tener grandes piedras y pesadas para que aguanten la presión del mundo al otro lado. Pequeñas piedras son fáciles de derribar pero piedras con peso en una buena base perdurarán toda nuestra vida.
Muchas veces, decisiones firmes basadas en la Palabra de Dios, pueden ser pesadas piedras que cuestan trasladar, pero cuando están interiorizadas en nuestra vida son linderos que el mundo no podrá atravesar.
Revisemos nuestros linderos con el mundo, reparemos con pesadas piedras nuestros muros y vivamos una vida limpia y despejada para Dios.
Se ha restaurado el muro y se ha arreglado alrededor para que se encuentre más confortable. Ahora están empezando a brotarle las flores y necesitaba que le cuidaran un poco.
Gracias a Dios por su cuidado.
Cuando estaba cargando las pesadas piedras para la parte superior del lindero, estuve pensando en los "linderos de nuestra vida". Si queremos queremos tener nuestra vida limpia y despejada debemos de siempre estar reparando nuestro linde con el mundo.
Un buen muro de protección para que el mundo no pase a nuestra vida, debe tener grandes piedras y pesadas para que aguanten la presión del mundo al otro lado. Pequeñas piedras son fáciles de derribar pero piedras con peso en una buena base perdurarán toda nuestra vida.
Muchas veces, decisiones firmes basadas en la Palabra de Dios, pueden ser pesadas piedras que cuestan trasladar, pero cuando están interiorizadas en nuestra vida son linderos que el mundo no podrá atravesar.
Revisemos nuestros linderos con el mundo, reparemos con pesadas piedras nuestros muros y vivamos una vida limpia y despejada para Dios.