"Porque en esperanza fuimos salvos;
pero la esperanza que se ve, no es esperanza;
porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo?
Pero si esperamos lo que no vemos,
con paciencia lo aguardamos."
pero la esperanza que se ve, no es esperanza;
porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo?
Pero si esperamos lo que no vemos,
con paciencia lo aguardamos."
Ro. 8:24,25
En estos días lo hombres ponen su esperanza en lo que ven: en sus pasos, en sus vírgenes, en sus santos,... en su religión.
Mas los que hemos "creido a Dios" (Hch. 16:34) aguardamos con paciencia el cumplimiento de sus promesas en esta vida terrenal y en nuestra vida eternal que se hace "creible" cada día en nuestro andar porque esperamos como los antiguos "mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra." (Heb. 11:13)
Qué hoy, como todos los día, creamos que no tenemos un Dios muerto, sino "Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras" (1ª Co 15:3,4) y que nuestra esperanza aunque sea una "convicción de lo que no se ve" (Heb. 11:1) es "una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos" (1ª Pe. 1:3,4).
Qué esta esperanza invisible se haga visible en nuestras vidas, al demostrar con nuestros hechos confiados y seguros lo que aguardamos como si ya la tuviéramos.