El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo; el cual a la verdad es la más pequeña de todas las semillas; pero cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas." Mateo 13:31,32 |
"de la cual (la esperanza) ya habéis oído por la palabra verdadera del evangelio, que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo, y lleva fruto y crece también en vosotros, desde el día que oísteis y conocisteis la gracia de Dios en verdad, como lo habéis aprendido de Epafras, nuestro consiervo amado, que es un fiel ministro de Cristo para vosotros, quien también nos ha declarado vuestro amor en el Espíritu."
Colosenses 1:5b-8
Colosenses 1:5b-8
El evangelio es la "palabra verdadera", la "gracia de Dios" que primeramente es "oida" y después de la conversión es "conocida".
Este evangelio está muy relacionado con la fe porque la fe es el resultado de aceptar el evangelio y por ello, es como aquel "grano de mostaza" que siendo tan simple como:
"Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras." (1ª Corintios 15:3,4)
puede transformar una vida y convertirse en "la mayor de las hortalizas, y se hace árbol". El evangelio tiene poder para salvar, y para perserverar en la esperanza.
¡Qué grande es el evangelio, la palabra de verdad! pero también ¡Qué poco apreciamos su valor en nuestra vida!
¡Que el tesoro que es el evangelio, sea contenido en nosotros como "en vasos de barro" para que "la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros" (2ª Corintios 4:7)
La obra del evangelio en nuestra vida
Cuando nos damos cuenta, que el evangelio tiene poder, y lo que pudiéramos "añadir" nosotros es para quitar esa "excelencia de poder", entonces vemos como el evangelio puede actuar en nuestra vida:
El evangelio actúa en nosotros dando fruto
En la iglesia primitiva cuando alguien se convertía "de los ídolos al Dios verdadero", lo que primero encontramos es el dar fruto.
Un ejemplo de ello es la mujer samaritana de Juan 4, después de haber recibido el evangelio "dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres: Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo?" (Juan 4:28,29)
Su primera acción fue el "hablar con denuedo la palabra de Dios" y su resultado fue el testimonio de quienes la escucharon: "Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo." (Juan 4:42)
El evangelio actúa en nosotros creciendo
La palabra implantada en nosotros es un conocimiento verdadero de Dios que va aumentando para que "lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo" (Efesios 4:13), esto es el tener un saber verdadero de quien es Dios y que pide de mí, y tener el discernimiento completo para actuar como Dios actuaría en cada situación
Un ejemplo en el evangelio: Epafras
Para conocer el valor del evangelio, es importante un buen ejemplo. Los de Colosas había tenido un buen ejemplo en Epafras. Ellos había "aprendido de él" el evangelio que da fruto, y el evangelio que crece.
¡Que tristeza cuando los creyentes no pueden tener ejemplos de la obra del evangelio, porque no encuentran ministros fieles de Cristo!
¡Qué cada uno de nosotros podamos dar ejemplo para que otros aprendan de nosotros lo que el evangelio puede hacer en nuestras vidas!
¡Qué el evangelio sea un árbol como el de la mostaza, "vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas"!
Este evangelio está muy relacionado con la fe porque la fe es el resultado de aceptar el evangelio y por ello, es como aquel "grano de mostaza" que siendo tan simple como:
"Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras." (1ª Corintios 15:3,4)
puede transformar una vida y convertirse en "la mayor de las hortalizas, y se hace árbol". El evangelio tiene poder para salvar, y para perserverar en la esperanza.
¡Qué grande es el evangelio, la palabra de verdad! pero también ¡Qué poco apreciamos su valor en nuestra vida!
¡Que el tesoro que es el evangelio, sea contenido en nosotros como "en vasos de barro" para que "la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros" (2ª Corintios 4:7)
La obra del evangelio en nuestra vida
Cuando nos damos cuenta, que el evangelio tiene poder, y lo que pudiéramos "añadir" nosotros es para quitar esa "excelencia de poder", entonces vemos como el evangelio puede actuar en nuestra vida:
El evangelio actúa en nosotros dando fruto
En la iglesia primitiva cuando alguien se convertía "de los ídolos al Dios verdadero", lo que primero encontramos es el dar fruto.
Un ejemplo de ello es la mujer samaritana de Juan 4, después de haber recibido el evangelio "dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres: Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo?" (Juan 4:28,29)
Su primera acción fue el "hablar con denuedo la palabra de Dios" y su resultado fue el testimonio de quienes la escucharon: "Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo." (Juan 4:42)
El evangelio actúa en nosotros creciendo
La palabra implantada en nosotros es un conocimiento verdadero de Dios que va aumentando para que "lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo" (Efesios 4:13), esto es el tener un saber verdadero de quien es Dios y que pide de mí, y tener el discernimiento completo para actuar como Dios actuaría en cada situación
Un ejemplo en el evangelio: Epafras
Para conocer el valor del evangelio, es importante un buen ejemplo. Los de Colosas había tenido un buen ejemplo en Epafras. Ellos había "aprendido de él" el evangelio que da fruto, y el evangelio que crece.
¡Que tristeza cuando los creyentes no pueden tener ejemplos de la obra del evangelio, porque no encuentran ministros fieles de Cristo!
¡Qué cada uno de nosotros podamos dar ejemplo para que otros aprendan de nosotros lo que el evangelio puede hacer en nuestras vidas!
¡Qué el evangelio sea un árbol como el de la mostaza, "vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas"!